miércoles, 7 de agosto de 2013

En la recta final de La broma infinita, de David Foster Wallace

Más de 1200 páginas de lectura alucinante. Después de conectar y desconectar a cada capítulo, a veces a cada párrafo, de consultar mil páginas web para ayudarme a entender, ni que sea un poquito, de qué va el libro, de leer sobre el autor i sobre porqué se suicidó, de dejarlo durante meses, de abandonar con carácter definitivo, de volver y de volver a abandonar por lo menos unas cuatro veces, finalmente y fuera de todo pronóstico, le estoy tocando la cola al monstruo. Hay algo en LBI que te hace volver siempre, como una droga, hasta que, en algún momento y de manera brusca, como una especie de interruptor que se pone de repente en posición ON, (hasta puedes oír el CLICK) empiezas a entenderlo todo. Y entonces ya estás dentro del huracán. Y ya no quieres salir. Porque ahí está todo, dando vueltas vertiginosamente a tu alrededor, pero con una claridad de primera hora del día. Dicen que es el Ulises americano. Puede. Pero si lo es, es infinitamente más accesible, más cálido y humano. David Foster Wallace da tanto en el clavo y tantas veces, que sino te da la respuesta a la gran pregunta, la mayoría de las veces representa un gran alivio. ¿ A costa de su propia vida? Leyendo La Broma Infinita tienes algunas pistas del porqué quiso acabar con todo. Pero, curiosamente, las angustias y obsesiones de David Foster Wallace a mi me han proporcionado algo de alivio para esa bola de pelo de gato que a veces se me pone en la boca del estómago, esa cosa que hace que todos, en algún momento, nos hagamos preguntas que hacen tambalear nuestra tranquilidad cotidiana, y de rebote, nuestra felicidad, ganada tan a pulso. Algo de alivio para ese gran cartel que reza ¿POR QUÉ? que una chica vestida de cheerleader pasea por el estadio de baseball, en la mejor de las jugadas, mientras disfrutamos de un soleado descanso dominical, justamente cuando mejor deberíamos estar pasándolo, justo en ese momento que la sonrisa empieza a asomar. Todo está ahí. Todos nuestros miedos. Él se suicidó. Nosotros seguimos, lamentando que no escribiera más. Ahí queda su extraordinaria lucidez.

miércoles, 5 de junio de 2013

EN LA RECTA FINAL DE LA BROMA INFINITA, DE DAVID FOSTER WALLACE

Más de 1200 páginas de lectura alucinante. Después de conectar y desconectar a cada capítulo, a veces a cada párrafo, de consultar mil páginas web para ayudarme a entender ni que sea un poquito, de qué c....va, de leer sobre el autor (más que el mismo libro) i sobre porqué se suicidió, de dejarlo durante meses, de abandonar con carácter definitivo, de volver y de volver a abandonar por lo menos unas cuatro veces, finalmente y fuera de todo pronóstico, le estoy tocando la cola al monstruo. Hay algo en LBI que te hace volver siempre, como una droga, hasta que, en algún momento y de manera brusca, como una especie de interruptor que se pone de repente en posición ON (hasta puedes oír el CLICK) empiezas a entenderlo todo. Y entonces ya estás dentro del huracán. Y ya no quieres salir. Porque ahí está todo, dando vueltas vertiginosamente a tu alrededor, pero con una claridad de primera hora del día. Dicen que es el Ulises americano. Puede. Pero si lo es, es infinitamente más accesible, más cálido y humano. D.F.W da tanto en el clavo y tantas veces, que sino te da la respuesta a la gran pregunta, la mayoría de las veces representa un gran alivio. Parece que a costa de su vida. O no, no sabemos porqué se suicidó, aunque leyendo LBI tienes algunas pistas. Pero, curiosamente, las angustias y obsesiones de David Foster Wallace a mi me han proporcionado alivio para esa bola de pelo de gato que a veces se me pone en la boca del estómago, esa cosa que hace que todos, en algún momento, nos hagamos preguntas peligrosas. Algo de alivio para ese gran ¿POR QUÉ? que, como una nube, ronda a veces por encima de nuestras cabezas.

sábado, 4 de diciembre de 2010

L'Home manuscrit - Manuel Baixauli

No és habitual que escrigui sobre un llibre quan acabo de tancar la seva darrera pàgina. Sempre que ho faig, ja estic immersa en la lectura d’un altre. Necessito temps perque les coses que m’ha explicat s’endrecin, prenguin forma i guanyin sentit.
Aquest, però, m’ha quedat clar.

L’autor, Manuel Baixauli, rellegeix, i rescriu, i diu que és el que més li agrada fer, rescriure lo escrit, i encara, rescriure lo rescrit. Ell, el protagonista, també rescriu, i es rescriu. I Manuel Baixauli recomana, per a la lectura del seu llibre, que ha guanyat fama de difícil, una segona, tercera o quarta relectura. Per a mi no ha estat necessari. És senzill. És tan clar que, en alguns moments, ratlla la ingenuïtat, i aquest és el que fa d’aquest llibre un molt bon llibre, però un llibre que no enamora. Desperta, és cert, però sempre coses que un ja té assumides, i ho fa molt bé, però no arriba a ser la destral de Kafka que trenca la mar congelada de la nostra ment.

Baixauli escriu un home que escriu. Un llibre dins un llibre. Un home que escriu i que s’escriu a si mateix. Un llibre dins un llibre dins un llibre. I aquest home, l’autor fictici que Baixauli ha creat, inventa personatges que viuen la seva pròpia existència. Baixauli escriu un home que escriu sobre un home que viu la vida que Ell, l'autor fictici , voldria haver viscut. És clar com l’aigua clara, el protagonista del segon llibre és el propi autor fictici, o la millor versió de si mateix. Ens queda el dubte de si Baixauli és l'autor del segon llibre, que és, a la vegada, el protagonista d'aquest. És a dir, si resulta que autor real, autor fictici i protagonista, són la mateixa persona, seria un cop genial, i el llibre quedaria rodó.

Anem més enllà, seguim llegint, i cap a la meitat del llibre, el personatge és citat pel seu creador, no Baixauli, sino l'autor fictici, per anunciar-li que deixarà d’existir. El seu passat ja és del tot reconstruït i ara començarà a redactar el futur, en el qual ell ja no hi te cabuda.
L’existència del personatge deixa de tenir sentit.
I desapareix.

I én aquest punt, el llibre, el primer, l'escrit per Baixauli, planteja el més interessant de la novel·la: On van a parar els personatges dels llibres que ja no surten a la història, que són eliminats pel seu autor? Van a parar allà on va a parar tot, a l’oblit, igual que les persones que moren, els nens que no arriben a néixer, els amics que ja no tractem, i els llibres que no ens han copsat prou com per ser recordats, o que no són prou bons per subsistir al pas del temps i quedar impresos en els tractats de literatura.
Els llibres que no han sigut destral pel nostre mar congelat.

I aquest llibre, el primer, el de Baixauli, i també el segon, el de l’autor fictici, és també moltes altres coses. Sobretot és un fantàstic joc de miralls, un home escriu sobre un home que escriu sobre un home que és ell mateix, i que escriu sobre literatura. Meta-metaliteratura. I també és un crit de revolta contra el conformisme, contra el destí, contra la estupidesa humana. I també és una lluita inútil contra el temps. El pas del temps, representat per Talgo, és un personatge que no envelleix mai (el temps no envelleix...) i que camina al ritme de la maneta del rellotge.

És estrany que, amb tants ingredients, i tots tant del meu gust, el llibre no m'hagi partit per la meitat. Li falta alguna cosa, l'ingredient secret, el caliu de la seducció.

L’oblit és el destí, el pas del temps ens hi porta irremeiablement, si no és que, com diu Baixauli, ens convertim en un Shakespeare o en un Bach.
Nosaltres som les nostres obres, i només sobreviurem al pas del temps i a l’oblit si la humanitat que segueix vivint després de nosaltres, ens segueix llegint, escoltant, o admirant.
Tot lo demés que hem estat esdevindrà un asfalt sense ones, com l’interior d’un núvol.
I desapareixerà.

martes, 14 de septiembre de 2010

Moby Dick - Herman Melville

Per Juan Carlos Iglesias

De esta novela se ha hablado durante ciento sesenta años, no me veo capaz de descubrir ningún entresijo, desenterrar alguna fibra del cachalote o de los marineros que no haya sido ya autopsiado. Tan solo puedo decir como lector que esos años han pasado por encima de ella sin mácula, pues la tinta con la que debió escribir Melville parece aún fresca y sus borbotones corren por la sangre, como corre por el papel y como corre por la mente del lector paciente con las explicaciones sobre una manera de pescar ya finiquitado.

Un posible lector de este libro se preguntará porque hay que leer un libro anticuado tanto en la forma como el fondo ahora que nos hemos aplicado por la literatura que no nos debe poner en dificultades técnicas ni culturales, allanando el terreno e imponernos a correr de línea en línea como si fuera una persecución en pos de cubrir el tiempo. Este libro ofrece otras cosas, cosas que nos remontan a la historia de la literatura, a su respeto e utilización perfecta por parte de alguien que la conoce y la ama. la retuerce y lustra a la vez y le sirve como argamasa para hacer impermeable y duradera la obra. Simplemente un paso, un lugar donde dejar el testigo para que otros escritores continúen y evolucionen. Y así ha sido.

¿Ahora mismo, quien no tiene una idea más o menos vaga sobre lo que ocurre en Moby Dick? Prácticamente todo el mundo tiene algo que explicar, basándose en la clásica película de John Huston, por algún libro de la infancia que lo resume o por el recuerdo bíblico, y por supuesto todos conocemos el final. Si arrancásemos las páginas que no siguen lo que marca esa línea argumental, prácticamente la obra pasaría a ser de unas cien hojas, no creo que más, ¿y que contiene el resto caído al suelo? Mayoritariamente NADA, sí, la más maravillosa nada, aparentemente se recrea en definir el mundo que él conoció como marinero, los utensilios, las diferencias con los barcos mercantes, las tácticas de caza, también dedica muchas hojas explicar cómo es un cachalote pero envuelto en ese aparente discurrir tedioso está el perfecto camino que hace que este libro tengo la fuerza de las grandes obras y que obligue a leerlo en pequeños sorbos para no pasar de puntillas por los muchas y hermosas reflexiones que surgen a caballo de las explicaciones más prosaicas, ¡como en la mejor poesía!

Luego están los momentos cumbres, cada uno tiene los suyos, que se pueden leer aislados por ese curioso sistema de dividir en breves capítulos la obra a imagen y semejanza de la biblia. Ahora mismo recuerdo como momentos gloriosos especialmente, una de las primeras cazas por parte Starbuck y Stubb, épica, narrada con tanta intensidad que te hace sentir parte de la tripulación del bote, las reflexiones de Ahab el día antes del encuentro con el Leviatán, la noche de Ismael en el hostal compartiendo cama con Quiqueg, pero para mí el momento culminante es cuando Ahab arenga a la tripulación y les hace jurar que solo se dedicarán a la caza de Moby Dick, capitulo XXXVI, los momentos cumbres en esta novela son innegociables y esa es su mayor virtud.

domingo, 22 de agosto de 2010

La Senyora Dalloway - Virginia Wolf

“Estimat:

Estic segura de que em torno boja altre cop. Crec que no puc passar per una altra d’aquestes espantoses temporades. Aquesta vegada no em recuperaré. Començo a sentir veus i no puc concentrar-me. Així que estic fent el que em sembla millor. M’has donat la major de les felicitats posibles. Has estat en tots els aspectes tot el que és posible d’ésser. No crec que dues persones puguin haber estat més felices fins que aquesta terrible enfermetat aparegué. No puc lluitar més. Se que estic destroçant la teva vida, que sense mi podries treballar. I se que ho faràs. Ja ni tan sols puc escriure això correctament. No puc llegir. El que tracto de dir és que et dec tota la felicitat de la meva vida. Has estat totalment pacient amb mi, increíblement bo. Vull dir-te que…Tot el món ho sap. Si algú hagués pogut salvar-me, hauries estat tu. No em queda res excepte la certesa de la teva bondat. No puc seguir destroçant la teva vida per més temps. No crec que dues persones haguessin pogut ésser més felices del que tu i jo hem estat.

V."

Amb aquestes paraules es despedía Virginia Wolf del seu marit Leonard Wolf, quan va decidir posar fi a la seva vida un 28 de març de 1941, ofegant-se en el riu Ouse de Sussex, Anglaterra, amb les butxaques plenes de pedres.

Acabo de llegir La Senyora Dalloway.

Igual que l’Ulises de James Joyce, tot passa en un dia, un dia aparentment intrascendent. La vida de tres personatges amb unes circumstàncies molt diferents juguen a trobar-se en aquesta jornada, en el que lo únic que sembla que hagi de passar és que es prepara una festa. Amb aquest senzill argument, Wolf fa un profund i laberíntic análisis de la psicología humana. La vida i la mort, l’amor i el desamor, la rutina, la guerra, la religió, la política, l’homosexualitat i el suicidi, tot és desgranat sense ordre aparent, les idees surgeixen del no res i naveguen lliurement per la ment del lector, removent la seva ànima d’una manera subtil i lleugera, sense traumes ni cops d’efecte, sense soroll, tal com transcorre el dia de la Sra Dalloway. Fins i tot la mort passa de puntetes, sense drama, formant part de la mateixa vida. Tot és posat en un embut on giravolta amb peresa fins convergir en les últimes pagines de la novel·la.

Us proposo aquest llibre. És curt, es llegeix ràpid, però no és fàcil. Requereix un cert grau de concentració i tranquil·litat d'esperit, tenir l'ànima oberta, i no apretar-lo amb les presses. És un llibre d'anar fent, però està a l'abast de qualsevol lector que tingui ganes de llegir quelcom que li acaroni l’ànima mentre les hores passen lentament en el seu petit món particular, el seu racó de lectura.

domingo, 15 de agosto de 2010

El Festí de Babette - Isak Dinesen



Des que vaig veure per primer cop la pel·lícula Memòries d'Àfrica, que he desitjat tenir la capacitat que diuen que tenia per inventar-se contes sobre la marxa, contes llargs, poètics, imaginatius, evocadors, històries que succeïen en països estranys i llunyans, i que sumien a qui l'escoltava en un estat gairebé d'hipnosi. Bé, no ho se si era realment aixi, però les coses que no se saben, un pot fer que siguin com li agradin més. Aquesta capacitat per submergirte en el món dels contes, com quan érem uns infants, i la capacitat d'alguns lectors de deixar-se portar, malgrat l'adultesa, de no perdre la inocència i creure encara que la màgia dels contes és possible.
Des que vaig veure per primer cop, doncs, Memòries d'Àfrica, que tinc ganes de llegir-la, la Karen Blixen. Sota el pseudònim d'Isak Dinesen, escriu El Festí de Babette, un conte curt, que passa més ràpid que lent, i que no se sap ben bé què ens vol explicar fins l'última pàgina, l'última realment, deixant aixì la porta oberta per a que un mateix continui, si li ve de gust. Tenint com a punt de partida una història real i trista, Karen-Isak ens explica un conte, el conte de la Babette, el conte de com la Babette va fer un festí. Evocador, màgic, imaginatiu i poètic gairebé sense voler. Em va recordar molt, molt, els contes de James Joyce recullits a Dublinesos, tan que de vegades creia que estava llegint un d'ells.

L'únic defecte que té El Festí de Babette és que no te l'explica la Karen Blixen en persona.